no nos queda mucho más que empaparnos.
Bebernos el zumo de las nubes.
Nubes que siempre nos salpican humildad.
Hacer camino y deleitarnos con lo que nos ofrezca la senda.
Para la travesía: Silencios. Tierra. Observación.
Sencillez, y coherencia.
Para la noche: lumbre, lectura, palabras y sueños.
Olvidadas viejas victorias
caminemos en los nuevos mapas
para hacer rutas hacia paisajes de ilusiones renovadas.
Nuevas miradas de niño en las gafas de esta nueva arquitectura.
| Para la sed de viaje el agua de los cielos |

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