Libro homérico, de gentes y paisaje. De dos amigos, uno con la Polaroid para romper el hielo y fotografías en blanco y negro para ilustrar el libro, y otro con cuaderno y conversación.
Las fotografías de Mordzinski, tomadas con una Leica M6, una Canon F1 y la Polaroid, lo que él llama "el armamento convencional", encajan como un puzle con las palabras de Sepúlveda.
Una región. Sin prisas. Haciendo camino.
Tomando unos tragos de mate en Paris, el chileno Luis Sepulveda (Ovalle, Chile, 1949) y Daniel Mordzinski ( Buenos Aires, 1960) soñaron este viaje que luego ha sido libro. Viaje al fin del mundo, sin billete de vuelta. Mirando y encontrando las historias.
En la ruta de las vidas diarias. Aventura por el sur casi olvidado de la Patagonia, un itinerario que empezó en San Carlos de Bariloche y terminó en Porvenir.
No es un libro de viajes, es un libro de vidas. Escrito como se vivió: con pasión.
De Sepúlveda siempre recuerdo el libro Patagonia Express. Escrito de peripecias, recuerdos de infancia, conversaciones con su abuelo, mezclando la pasión de viajar, los aviones, historias escuchadas, personajes irrepetibles, dictadores y cárceles, dolores de tortura y en momentos apropiado las carcajadas necesarias.
Del fotógrafo argentino siempre que oigo su nombre, surge un clic en mi memoria: retratos de escritores.