Powered By Blogger
Mostrando entradas con la etiqueta Anker. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Anker. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de diciembre de 2013

Moliner y Anker




Se han cruzado en estos días en mi cabeza dos historias. Una la de María Moliner (Zaragoza 1900- Madrid 1981) , la otra la de Albert  Anker (1831- 1910) Anker, el pintor suizo. 


La primera la buscadora de palabras. Bibliotecónoma, filóloga y lexicógrafa.  La manejadora del lenguaje. La inventora de definiciones. La trabajadora incansable. "El María Moliner", el diccionario. Invisible. Con sus fichas y su maquina de escribir. Para al final acabar el diccionario y acabar su memoria. Fue perdiendo la memoria. No acertaba con la palabra exacta. Ella que había construido el diccionario de todos los diccionarios. Su vida entera. Su palabrerío. Intrusa. Admirada y no valorada. Quince años de su vida dedicados a la obra de su vida: el diccionario María Moliner. 


Anker es desde que le descubrí el figurativismo. La objetividad. Muestra sus alrededores. La decencia de lo cotidiano sin descuidar el detalle. No hay intimidad, hay observación y narración. Es el pintor rural. En sus cuadros hay lectores, campesinos endomingados, esposas en segundo plano (como corresponde a la época). Desnuda las vivencias de la época: la llegada del ferrocarril, los escribanos, la fragancia de los árboles. El pintor del pueblo. 



Al final las historias se entrecruzan, se enriquecen. Una pone la imagen y otra las palabras. Pero son similares en su exactitud, precisión y hermosura. Ahondan hasta llegar a emocionar sin dañarnos.