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domingo, 11 de diciembre de 2011

La poesía de finales del otoño

En esta semana de días felices, fiestas raras, reencuentros gozosos, y mantel compartido con amigos y amigas que nunca están suficientemente cerca, olvidamos el tiempo implacable y los relojes eran enemigos que aplacamos con risas, recuerdos, palabras y afectos. Viaje de vuelta y sensaciones hermosas.
Ayer, en la soledad del otoño hogareño, buscando un par de libros entre las estanterías me encontraron estos hermosos y concretos versos de la poetisa Marina Tsvetáieva
Su vida tampoco fue vacía, insulsa o incoherente.


Marina Tsvetáieva




Psique

No soy una impostora - vine a mi casa,
y no soy la criada - no necesito pan.
Soy tu pasión, el descanso de tu domingo,
tu séptimo día, tu séptimo cielo.

Allá, en la tierra, me daban monedas
y colgaban en mi cuello piedras de molino.
¡Querido! ¿No me reconocés acaso?
¡Soy tu golondrina – la psique!

Versiones de Natalia Litvinova
Fuentehttp://animalesenbruto.blogspot.com




 A  Alia

                                                   mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.

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