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domingo, 23 de septiembre de 2012

Fotografías sin colores




Salen a mi encuentro fotografías en blanco y negro. Gentes, momentos, que han atravesado los años desde el anonimato o desde la celebridad. Y al final queda para la historia su imagen, su momento, su instante congelado.
Otra cosa es sus vidas íntimas, sus dolores, alegrías, sus emociones mas profundas y guardadas con cariño y recelo. Somos el tiempo que nos queda, y el que hemos disfrutado. El vivido. El compartido, regalado y secretamente esculpido.



lunes, 27 de febrero de 2012

Los tiempos están cambiando

Llevo varias mañanas despertándome con la sensación de que una Era se termina. Se termina leer el periódico en papel, lentamente y con tiempo para hacer el crucigrama. Finaliza la era de la solidez y la certeza, para llegar a la era líquida, la era de los miedos exagerados. Se acaba todo aquello que sea sinónimo de bienestar, al menos eso intentan algunos personajes con cara de tiburón. Siento miedo, pero también percibo que los que vamos a contracorriente ya no contamos para nadie y cada vez somos menos y más viejos, y me da lo mismo. Siento al ver salir el sol, que hay que empezar ya a inventar y crear otro futuro, pues con la prisas, la desolación y la crisis, ninguno tenemos tiempo de pararnos a pensar, y ver que empujados como vamos, nos dirigimos al abismo. 
Considero que ya me importa muy poco lo que otros quieran hacer y decir, y mentir y asustar. 

Otras noches cuando estoy en ese momento que habito justo antes de caer en los sueños y el descanso mas profundo, siento que todo es ya muy feo, que hace falta un nuevo mapa, una nueva escritura, una nueva manera de sentirnos, una nueva manera de huir de tanta cordura, una nueva identidad que mezcle como los antiguos alquimistas el azar y el pensamiento. 
Somos personajes perdidos en una novela que no nos pertenece. Somos si acaso supervivientes en una sala muy oscura, intentando no golpearnos o estrellarnos con algo que nos derribe y nos atonte.
Y por ello reivindico nuestro propio microcosmos, nuestro seguir adelante, nuestro crecer como seres con memoria, con humanidad, con raíces y cultura.  En cualquier lugar es posible vivir sin miedos, sin mentiras y con una sonrisa libre de hipotecas y billetes. Un íntimo rincón elegido para habitarnos en belleza, sin relojes, y amando aquello que hacemos cada jornada.

Esta mañana me di cuenta que no hay sueños, tan solo deseos que se pueden hacer realidad.