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jueves, 20 de octubre de 2011

De viajes y cementerios


Hablando con mis amigos J y V en Madrid, el otro lunes, ellos recién llegados de la Buda Pest para mí descrita y soñada a través de los libros del gran Sandor Marai, me hacían caer en la cuenta de que yo he visitado varios cementerios en busca de su belleza o de tumbas de algún escritor@-pensador@ o a secas famoso. Rememoraba la húmeda y decadente Venecia con E. Pound y Brodsky en el Cimitero di St Michele.Y en París a Jim Morrison y Oscar Wilde nunca solitarios siempre rodeados de seguidores;O mas recientemente en un pequeño y hermoso cementerio de Berlín  encontré a B. Brecht junto a Hele Weigel… Pero no, no fui a Venecia para visitar la escondida tumba de estos poetas. No lo hago de manera premeditada, muchas veces al llegar a una ciudad o pueblo, paseo junto a las tapias de algún camposanto y allí entro o no, encuentro, medito, escapo o fotografió. Es verdad que en ocasiones son tétricos y de un mal gusto que espanta.

Pero no son siempre los cementerios son lugares feos. No podríamos decir esto de esos cementerios judíos del centro de nuestra vieja Europa. Suelen  ser “emboscados” , amplios, silenciosos. Encuentras inscripciones sorprendentes, fragancias, piedras llegadas de muy lejos, retratos de hace casi cien años. En ellos podemos leer, soñar, y caminar para olvidarnos y re-encontrarnos.


Cees Nooteboom y la fotógrafa de Simone Sassen , viajaron por todos los continentes, peregrinaron a donde reposaban sus “muertos amados” para dialogar, fotografiarlos y ofrecernos el libro “Tumbas de poetas y pensadores”, en Ediciones Siruela, Debolsillo.

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