Si me detengo a mirar unos segundos
las imágenes de la Premio Nobel polaca siento:
admiración por la alegría que desprenden sus fotografías,
perplejidad por su afición por fumar,
quietud ante su belleza de joven atrevida,
respeto delante de la eterna elegancia de hermosa anciana digna y sabia.
Cuando leo sus escritos
inhalo su amor por la poesía,
por la vida,
por la Belleza.
Dama sobreviviente de la II Guerra Mundial.
Superviviente como lo fue Polonia.
Dulce como los bombones con los que recibía
en su pequeño y acogedor hogar de Cracovia.
Transparente al escribir como el brandy
que tenia sobre la mesa de su escritorio.
Poética en esencia
como el tuétano de la misteriosa existencia.
Dignidad es el sinónimo de esta gran mujer. Gran poetisa.
Bajo una pequeña estrella
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.
WISLAWA SZYMBORSKA EN ESPAÑOL
• El gran número. Fin y principio y otros poemas. Vv. Tt. Hiperión, Madrid, 1997.
• Poesía no completa. Trad. G. Beltrán y
A. Murcia. Fondo de C. Económica, México, 2002 (2ª ed. 2008).
• Instante. Trad. G. Beltrán y A. Murcia. Igitur, Barcelona, 2004.
• Paisaje con grano de arena. Trad. A. M. Moix y J. W. Slawomirski. Lumen, Barcelona, 2005.
• Dos puntos. Trad. G. Beltrán y A. Murcia. Ígitur, Barcelona, 2007.
• Aquí. Trad. G. Beltrán y A. Murcia. Bartleby, Madrid, 2009.
• Lecturas no obligatorias. Prosas. Trad. Manel Bellmunt. Alfabia, Barcelona, 2009.